LA CAPITAL DEL REINO NAZARÍ



¿Qué tiene Granada?


Es una pregunta muy simple con una respuesta no tan sencilla. Embrujo, romanticismo, poesía, misterio. Existen muchas palabras que pueden definirla, no obstante, creo que no serían suficientes. Cuando intento describir esta enigmática ciudad, también entran en juego las sensaciones: el olor, los colores, incluso su música.
La convivencia de los árabes, judíos y cristianos la han convertido en un lugar muy especial donde se mezclan culturas y diferentes tipos de vida. Lo cierto es que, cada vez que la visito, descubro algo nuevo y precioso. En esta última ocasión, no solo he descubierto la belleza de la ribera del río Genil, sino que he hecho un gran redescubrimiento. La Alhambra. Todo el mundo sabe de este palacio-fortaleza, emblema de la ciudad pero ¿La conocemos realmente? Creo que se necesitarían algo más que unas cuantas visitas para hacerlo, para que su espíritu nos posea por completo.

Construida sobre la colina de La Sabika, goza de un lugar privilegiado. Se dice que era una verdadera ciudad privada.
Nada más poner el pie en el Mexuar ( sala de administración del sultán ) una siente haber hecho un viaje en el tiempo. De repente te ves transportado siete siglos atrás. Por un lado, aparece la admiración por esa arquitectura maravillosa y fascinante y por otro surge la eterna pregunta, por lo menos para mí, ¿quién pisó estas piedras? ¿Qué sentían? Es fácil imaginar a la familia sentada alrededor de la alberca del patio de Comares en una calurosa tarde de agosto, el ir y venir de los sirvientes y los cotilleos de las mujeres en el harén.

La bóveda mocárabe de la sala de los Abencerrajes atrajo poderosamente mi atención. Esa sala ejerce una rara atracción, quizá influenciada por su enigmática leyenda. Vuelvo a lo que comentaba antes, esas estancias ocultan unas vidas pasadas cargadas de dolor, odio y amor. Se cuenta que, por cuestiones políticas y de celos, en esa sala y durante una fiesta, el sultán mandó decapitar a treinta y siete caballeros de la familia de los Abencerrajes porque, se decía que, uno de ellos tenía relaciones con la esposa del sultán, y que el color rojo que se ve en la fuente es la sangre derramada, que tiñó el mármol de la misma para siempre.

Si siguiéramos paseando por sus fríos corredores y sus bellos jardines, siempre acompañados por el ruido del agua de sus fuentes, encontraríamos montones de leyendas e imágenes cotidianas que se desprenden de sus paredes.

Por supuesto La Alhambra no es solo el conjunto de los palacios nazaríes pero sí es el que más llama la atención por verse envuelto en la magia y el embrujo del romanticismo del que lo hemos rodeado durante siglos. La Alcazaba nos trae a la mente la palabra guerra, defensa y lucha y el palacio de Carlos V empieza a recordarnos la decadencia. Solo, por lo menos para mí, los palaciosnazaríes conservan el espíritu encantado e hipnótico de las antiguas leyendas.

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