"Magnus" y "El viaje del presidente"

Es la primera reseña que leo hecha por un hombre de "El viaje del presidente" Algunos me han contado de palabra lo que les ha parecido pero nunca había visto ninguna por escrito.
Siempre oímos que la literatura romántica está escrita por mujeres y para mujeres. Es verdad que en un alto porcentaje es así, pero también lo es que hay algunos que la leen y otros pocos que la escriben y con gran éxito. ¿Por qué los hombres no leen ni escriben este género? El otro día, un amigo escritor me comentaba que no se sentía muy cómodo a la hora de manejar sentimientos. No sé si será extensivo para el resto pero me parece una respuesta muy interesante. Lo cierto es que Magnus ha roto uno de esos prejuicios, decidió leer "El viaje del presidente" y ha escrito una reseña. Me alegro mucho de que lo haya hecho y de haber conseguido romper el prejuicio. Gracias Magnus.
Os dejo un enlace a su blog por si queréis leerla "in situ" y de paso le conozcáis. Escribe cosas muy, muy interesantes. Por cierto, Magnus no es su anuténtico nombre si no el personaje de su novela "No todos moriréis"

El blog de Magnus Ingaldsen

Debido a que todos tenemos nuestros propios prejuicios, no había leído anteriormente ningún libro RA (de Romántica Adulta, supongo que para no confundir con Romántica Adolescente, o con Romántica Anciana, no sé). Imaginaba una acumulación de cursilerías destinadas a lectoras (así, en femenino) de escasa formación, en el que el adjetivo "adulta" lo único que indicaba era que algunas escenas serían más detalladas de lo habitual. De modo que decidí acabar con esos prejuicios y me puse manos a la obra con "El viaje del presidente", de Menchu Garcerán. Lo que me encontré fue, sencillamente, una historia de personajes. Kate Boroni, una periodista que pierde a su marido en un atentado en Afganistán. Y David Sinclair, reportero cansado de ir de aquí para allá, que coincide con ella en la redacción de un periódico por insistencia del director, amigo común. Con un planteamiento simple, la autora hace algo que muchas veces echa de menos el lector: que le cuenten una historia. Una historia de amor, es verdad, pero también de amistad, de intriga, de viajes. La autora no pretende demostrar lo aguda que es, ni su buen diccionario de sinónimos, ni su vasta cultura literaria... sino mantener al lector entretenido, pegado al devenir de los personajes a los que sin darse cuenta les ha ido cogiendo cariño. Eso, en cualquier novela, me parece un gran éxito, y Menchu Garcerán lo ha conseguido plenamente. Así que gracias, además de por el buen rato de lectura, por haber hecho caer otro prejuicio.

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