Esta mañana pasaba por la web Yo leo RA y he vuelto a leer la reseña que en su día hizo Merche Diolch de "El último Carnaval" Cada vez que la leo, vuelvo a ver aspectos y matices que ni yo misma había pensado que quedaran plasmados en la historia.
Os la pongo aquí para los que no la hayáis leído y os dejo el enlace a la web YO LEO RA donde podréis encontrar muchísima información sobre todos los géneros de novela romántica.



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Y es que en El Último Carnaval nos adentramos en el siglo XVIII ó... ¿será en el siglo XXI? o... ¿en ambos?

[...]Me alegro de haberte encontrado y de haberte vuelto a ver.[...]

Vamos a empezar por el principio para no liarnos...

Tenemos dos protagonistas: Gabriela y Mario.

Ambos se atraen desde el principio a pesar que sus caracteres chocan desde el primer momento en el que sus miradas se entrelazan. Se enamoran, se desean, se detestan, se vuelven a amar... hasta que un misterio del pasado les une.


[...]—¿No lo entiendes? Es como si quisiera repetirse su historia en nosotros. Es algo artificial. No son nuestros sentimientos sino los de ellos.
Él se levantó con impaciencia.
—¿De verdad te crees esa tontería?[...]



Y hay otros dos protagonistas: Gabriella (con doble "ll", no vayamos a confundirnos) y Angelo.

Amantes en 1796, sufrirán una injusticia que querrán resolver y para ello sus espíritus o sus fantasmas (como gustéis llamarlos) se aparecerán en el siglo XXI, pidiendo ayuda para lavar sus nombres y si de paso pueden ayudar a sus descendientes a que no caigan en la misma trampa, pues mejor que mejor.

[...]Pensó en Mario y en Angelo, en su asombroso parecido, semejante al suyo con su antepasada. ¿Vidas paralelas?, se preguntó con un estremecimiento. ¿A qué estaban abocados? ¿Terminarían el conde y ella repitiendo la historia de sus ancestros? Esperaba que no porque, para empezar, ellos no tenían nada en común; ni siquiera se soportaban. Una vocecita molesta le dijo que aquello no era del todo cierto[...]

El marco no puede ser más idílico, la ciudad de los canales, rodeada del agua incesante, Venecia, en plenos carnavales. Todo rodeado de un halo de misterio, suspenseromance y trabajo de documentación de la ciudad, tanto la antigua como la actual, casi perfecto.

[...]Para cualquier veneciano, los carnavales eran la culminación de todo el año. Prohibidos durante los años siguientes a la caída de la ciudad, nunca habían podido acallarlos del todo y, a la menor oportunidad, habían resurgido con fuerza, manteniendo el espíritu de sus años de gloria. La mezcla de todas las clases sociales, nobles y pueblo llano bajo una máscara constituía la clave del éxito. Todo el mundo era quien quería ser sin
tener que dar ningún tipo de explicación por ello. La diversión era la única meta.[...]

Que la autora podría haber exprimido más la idea de los fantasmas, apariciones, pasado/presente, no se puede negar pero también es cierto que con la ayuda del suspense, de ese misterio que debe resolver Gabriela, consigue atar al lector y llevarlo de la mano entre cada una de las páginas de la novela hasta el final.

Hay que ofrecerle a la autora, una ovación por la idea, los giros al pasado para volver al presente y continuar con la historia(algo muy complicado de llevar a cabo).

[...]Deseaba borrar ese aire altivo que adoptaba hacia su persona con un beso del que no fuera capaz de olvidarse en años. Quería doblegarla y que no le hiciera sentirse como alguien insuficiente para ella. Enlazó su cintura y la acercó a su pecho con cierta brusquedad que le arrancó un gemido entrecortado. La reacción de Gabriela aumentó su confusión. En vez de empujarle, como esperaba, se amoldó a su cuerpo, le abarcó el rostro con sus manos y presionó sus labios con la misma fiereza que él había impreso en el gesto.[...]

Un redoble felicitaciones por el misterio... por querer conocer, descubrir qué fue lo que sucedió a la pareja de amantes del siglo XVIII y por esas apariciones que ayudan a descubrir ese misterio en la actualidad.
  
Un fuerte aplauso por las descripciones de la ciudad veneciana.

destacar, porque siempre hay que destacar algo y como ya he resaltado la propia Venecia que adquiere un gran protagonismo en El Último Carnaval, sólo me falta mencionaros a los secundarios y en concreto a una  mujer celosa, envidiosa, de clase alta a la que le falta más de un tornillo (o por lo menos bajo mi juicio),¡qué mala es la codicia!

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