HALLOBLOGWEEN-CANTOS DE SIRENA
Fotografía de Menchu Garcerán |
¡¡FELIZ Y TERRORÍFICO HALLOBLOGWEEN!!
Cantos
de sirena
“Anoche soñé que volvía a Manderley”
Rebeca leyó una vez más aquella frase que la transportaba a otro mundo, a otro
lugar. Le encantaba sumergirse en esa historia tan familiar para ella.
Se había metido en la cama y cubierto con un
confortable edredón de plumas. Fuera, el viento agitaba las ramas de los
árboles del jardín, que golpeaban contra los cristales de las ventanas con un
sonido siniestro.
La lluvia golpeaba sobre la chapa
del porche, el cielo se encendía por los relámpagos seguidos de su trueno
correspondiente, arrancado aullidos de terror en Sir Kan, su fiel mastín.
Había dejado la persiana subida
porque le encantaba sentir la furia de los elementos mientras se sabía
protegida dentro de su casa, una casa antigua y cargada de recuerdos. Allí
había crecido rodeada del amor de sus padres y de todas las comodidades que
estos le habían proporcionado. Una infancia feliz hasta que su madre apareció
muerta en el sótano y su padre se volvió, literalmente, loco.
El origen de la muerte había sido
un accidente, según explicó la policía, pero ella no estaba tan segura. Su
madre siempre decía que en el sótano existía una energía extraña que dominaba
la casa, de hecho, jamás bajaba. Nunca pudo hacer entender a los investigadores
que ella nunca habría bajado allí por voluntad propia. Y luego estaba la
actitud de su padre, el estado catatónico en el que había quedado, no tenía
ninguna explicación. Cuando lo encontraron en su cama a la mañana siguiente a
lo que se suponía había sido el momento de la caída, solo repetía «No bajes»,
«No bajes» con la vista fija en un punto fijo y lejano. ¿Qué habría visto? ¿Qué habría oído?
Habían pasado cinco años desde
aquel suceso y ella no había abandonado su hogar. Aquella vieja mansión tenía
ciertas similitudes con la de la novela que tanto le gustaba, incluido ese
torreón en el que la vieja señora Danvers murió quemada.
Las luces vacilaron varias veces
hasta apagarse definitivamente. La oscuridad la envolvió. Aquello empezaba a
volverse feo. No le habría importado demasiado si no hubiera sido porque le
pareció escuchar un portazo. La puerta principal era demasiado pesada para que
el aire la moviera pero podía haberse abierto alguna ventana y haber hecho que
la del salón se cerrara de golpe. Suspiró con fastidio. Tendría que bajar a
comprobar que estaba todo en orden. Si entraba agua por las cristaleras
abiertas, los muebles se arruinarían.
«No bajes»
Esas palabras retumbaron en su
cabeza. La sacudió con energía. ¡Qué tontería! Tenía que hacerlo.
Las tablas del suelo de madera
crujieron bajo su peso. Cuanto más silencioso estaba todo, más se oían los
ruidos pequeños, incluidos el crujido de las paredes o el viento en el jardín.
La planta baja permanecía en penumbra, la única luz provenía la de la luna
llena, que entraba por el tragaluz del vestíbulo.
Un chasquido en la cocina atrajo
su atención hacia allí. Al final, tendría que bajar.
«No bajes»
«¿Mamá?» Era la voz de su madre.
Se estremeció, no sabía si por el
frío o por ese sonido tan cercano y conocido. Se estaba empezando a volver
loca. Su madre no estaba allí. Nadie le había hablado.
Una fina línea de luz anaranjada se
filtraba bajo la puerta del sótano. ¡Qué extraño!, se dijo. No hay electricidad
¿De dónde podría salir esa luz? ¿Y si era fuego? ¿Se atrevería a abrir esa
puerta o saldría corriendo? Debería ponerse a salvo. Si era fuego, las llamas
alcanzarían la madera en poco tiempo. Si abría,
el incendio se propagaría. La lógica le decía que saliera corriendo, sin
embargo algo tiraba de ella hacia aquella escalera. Un canto de sirena
ineludible. Caminar hacia allí la envolvía en un halo de tranquilidad y paz. No
había problemas, solo una inmensa felicidad.
Avanzó hacia el calor y la luz. Su
mano se detuvo sobre el picaporte, incomprensiblemente helado, de la puerta.
¿Abro? –Se preguntó mientras oía el
golpeteo acelerado de su corazón.
*****
Y como me gustan las casas terroríficas, os dejo otra que le tomé prestada a Laura Caballero en su muro de facebook.