Así comienza "Alma"

"Armand no estaba acostumbrado a que le desobedecieran. Su imponente estatura ya le facilitaba bastante la labor de imponerse. Cuando se inclinaba hacia alguien, su mera presencia resultaba amenazadora, sin embargo, aquella mujer le miraba con la cabeza alzada en un gesto obstinado y sin despegar los ojos de los suyos. Durante un instante, sopesó la idea de cargarla sobre el hombro y sacarla sin contemplaciones. Allí mandaba él y ella tenía que saberlo. Por supuesto, no lo hizo. Apretó los dientes y masculló más que pronunció las palabras.
Mademoiselle, no va a subir a mi carruaje con esos tres baúles.
Los ojos de ella lanzaron destellos de indignación. ¿Quién se habría creído aquel patán que era?
–¡Usted no me va a dar órdenes! –Su cuerpo tembló de rabia.
Una sonrisa socarrona se dibujó en el atractivo rostro masculino.
–En eso se equivoca. Aquí soy yo quien da las órdenes. O elige el baúl que va a llevar o se queda aquí. No estoy dispuesto a perder más tiempo.

Lo fulminó con la mirada. A pesar de su enfado, tenía ojos en la cara. El tipo tenía los modales de un carretero pero era condenadamente atractivo. Llevaba el pelo corto, no como la mayoría de los caballeros que conocía, las facciones marcadas y unos ojos azules penetrantes completaban unos rasgos perturbadores. Sacudió la cabeza y recordó que estaba enfadada. Iba a volver a increparle cuando Sophie se adelantó."

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